“Las Zarzas” o “Las Micaelas” y sus
pastelillos de cabello de ángel
Corrian los años 1940 hasta 1960 cuando todo Librilla
consumía los famosos pastelillos de cabello de ángel de las hermanas Carmen,
Rosario y Josefica, conocidas cariñosamente por “Las Zarzas” o “Las Micaelas”.
El origen de estos buenísimos pastelillos viene a través de Micaela, una señora
cartagenera que tenía una confitería, la cual dejó por cierre, recayendo
enseguida en la panadería-confitería de las hermanas “Las Zarzas”. Micaela fue
la que les enseñó la receta de los pastelillos a Carmen, Rosario y a Josefina
“Las Zarzas”. Tanto les gustó a los
librillanos estos pastelillos que a “Las Zarzas” les añadieron otro apodo, que fue el de “Las
Micaelas” en honor a la cartagenera Micaela. En este horno, que funcionaba con
garbillas de pino y hecho con piedras del monte Carrascoy en forma de bóveda
trabajaron también Pepe del Horno, Pepe “El Bombo”, Fernando “El Míster” y Juan
“El Alhameño”. Todos los días se elaboraban unos 100 pastelillos de cabello de
ángel y en épocas de fiestas, como las de San Bartolomé y Navidad se elaboraban
unos 400 pastelillos diarios, los cuales fueron reconocidos como los mejores de
toda la Región de Murcia. Los pastelillos se vendían en las dos
confiterías-panadería que tenían “Las Micaelas” frente al ayuntamiento de
Librilla y junto a la taberna que tenía “El Pencho”, así como también en la
tienda de Pepe de la Juana, agotándose los pastelillos nada más salir de la
boca del horno.
“Las Zarzas” también vendían, sobre todo por Navidad,
mantecados de almendra, tortas de naranja, polvorones de almendra, rollos de
anís y coco, cordiales y suspiros, todo elaborado por ellas. Y además frutos
secos, legumbres e incluso revistas del corazón, caretas por carnaval y
figuritas de San Blas.
Un bello y dulce recuerdo este de “Las Zarzas” o “Las
Micaelas” para los librillanos que conocieron este bocado hecho manjar como
fueron sus pastelillos de cabellos de ángel, receta que guarda como oro en paño
un librillano enamorado de las costumbres del ayer.
ALFONSO PARDO