viernes, 29 de octubre de 2021

LA TRAGEDÍA DEL CENTENARIO OLMO DEL LAVADOR DE LIBRILLA

 

    El 17 de Junio de 2021 es ya una fecha negra para la historia de la población de Librilla, uno de sus símbolos identitarios históricos de la localidad declarado árbol monumental de la Región de Murcia el olmo centenario del lavador se desplomaba con un fatal destino. Una inusual confluencia de agentes meteorológicos de madrugada fue el causante de este trágico desenlace, fuerte lluvia acompañado de vientos racheados que procedían desde la carretera a la plaza y lo frondoso del árbol en esta época más el peso de ramas y hojas mojadas dieron lugar a que su hueco tronco quebrará. Lo que nunca pensábamos que lo veríamos en vida ocurrió, tras aguantar décadas de caídas de ramas, rayos y otras inclemencias el final fue trágico e inesperado.

    Por la mañana el pueblo de Librilla y sus habitantes se encontraban consternados por el suceso, incluso la lagrimas afloraban en la población, tras meses  de espera a que no se secara con la esperanza de verlo otra vez con vida, no se cumplió parece ser que en el mes de Octubre el ayuntamiento ya tiene el certificado de defunción del árbol y pronto ese gran árbol que realizo un gran servicio a esas lavanderas en los meses de estío, solo quedara en el recuerdo.

    Su origen centenario como hipótesis puede estar a a finales del siglo XVIII o principios del XIX con la plantación  en época de Carlos III y su despotismo ilustrado de gran cantidad de Olmos en las orillas de las carreteras, este era un lugar idóneo a la orilla del camino real. Pero esta claro que su historia esta ligada al lavadero y la acequia del heredamiento que tiene junto a él creando este espacio bucólico con la confluencia de naturaleza y agua. Su función de dar sombra en esos meses de estío a esas mujeres que realizaban las tareas de lavado allí.

En el recuerdo quedará para siempre este símbolo identitario de Librilla, que incluso fue utilizado en escudo de la villa anteriores. Inmortalizado en miles de imágenes y en las poesías de José María López Otálora y Antonio Soto Alcón.

Imagen del lavador revista La nona 1920

Imagen 17 de Junio 2021

Imagen de principio de siglo de la calle de la acequia con el árbol del lavador al fondo

Enlace importante para conocer más datos de la historia y curiosidades de este árbol monumental

http://arbolesmonumentalestudmiria.blogspot.com/2015/09/olmo-del-lavador-librilla.html

martes, 27 de abril de 2021

El coronel Don Pedro Lorente y Turón. Ilustre librillano héroe de las guerras Carlistas

 DON PEDRO LORENTE TURÓN (1842-1894)

Pedro Lorente Turón nació en Librilla (Murcia) el 1 de enero de 1842, hijo de Rafael Lorente López natural de Librilla y de María Rosario Turón Pérez de la ciudad de Murcia. Falleció de una bronquitis aguda en 1894.

    Ingresó en la Academia de Guadalajara, procedente de la clase de paisano, en 1º de enero de 1861; terminados sus estudios con aprovechamiento, fue promovido á teniente en septiembre de 1865, siendo destinado al segundo regimiento, de guarnición en Madrid, donde permaneció el resto del año siguiendo el curso de grandes prácticas. Poco tiempo después, los lamentables sucesos del 22 de Junio de 1866 fueron ocasión propicia para que el teniente Lorente demostrara su valor y arrojo al desalojar con su compañía a los sublevados, que en la Plaza Mayor y calle próximas se defendían tenazmente.

    Pasó luego a desempeñar el cargo de habilitado y obtuvo el grado de capitán por gracia general, hasta que ascendido por antigüedad a este empleo y después de corta permanencia en el mando de la tercera compañía del primer batallón del citado segundo regimiento, quedó en situación de excedente y luego, á petición propia, en la de supernumerario sin sueldo para dedicarse a estudios y trabajos particulares.

    Vuelto al servicio activo en mayo del 72, salió de Madrid poco después con su batallón (segundo del primer regimiento) para el Escorial, donde estuvo de guarnición durante la estancia de S. M. la Reina. Desde Cartagena, punto á que pasó en agosto de aquel año, partió al mes siguiente para Barcelona, plaza guarnecida, entre otras muchas fuerzas, por dos compañías de Ingenieros, á las cuales, y al encargarse el general Gaminde de la Capitanía general de Cataluña, se agregó otra como refuerzo.

    Los continuos destrozos que las partidas carlista ocasionaban en las estaciones de las vías férreas, obligaron á poner en estado de defensa las de Olesa y Monistrol, operación ejecutada con feliz resultado por el capitán Lorente, que además se ocupó en la recomposición de la línea telegráfica.

    Formando parte de la columna mandada por el coronel Medeviela asistió á la acción sostenida contra la facción Castells, entre Puigreig y Gironella, logrando conducir á Berga el convoy que custodiaban.

    En la acción de Gironella (4 enero 1873) y en la sorpresa de Coll-Tiñós, en que tomó parte activa, demostró de nuevo sus dotes de mando, y por estos hechos de armas obtuvo el empleo de comandante de ejército.

    Por aquella época, el ejército de Cataluña, si tal nombre podía dársele, estaba en el más deplorable estado de insubordinación é indisciplina: roto el respeto y la obediencia, desconocido el principio de autoridad, y presa de febril agitación el pueblo y la milicia, eran inútiles las tentativas individuales llevadas a cabo por algunos pundonorosos jefes, que prefirieron la muerte a la deshonra.

    En febrero de 1873, la capital del principado se agitaba en febriles convulsiones: la plaza de San Jaime era teatro de repugnantes escenas, y el decidido empeño de los diputados provinciales de que fraternizaran con el pueblo los Ingenieros, únicas tropas que aún no lo habían hecho, dio motivo á que el capitán Lorente tomase determinaciones tan resueltas como oportunas, merced á las cuales evitó que nuestros soldados siguieran el vergonzoso ejemplo que daban todos, absolutamente todos los de la guarnición de Barcelona.

    La acción de Torres de Oristá, dirigida por el coronel Álvarez contra las facciones mandadas por Saballs y D. Alfonso, fue un nuevo timbre de gloria para Lorente, que, sereno en medio del desorden que produjo la caballería carlista, impetuosamente lanzada contra las tropas liberales, formó su compañía, rechazó repetidas veces al batallón de zuavos y dio tiempo á que llegaran refuerzos mandados por el hoy capitán general Martínez Campos, que públicamente elogió con frase muy lisongeras el comportamiento de la compañía. Un historiador contemporáneo (Pirala: Historia de España), al ocuparse de este triste hecho de armas, condensa en pocas palabras la conducta observada por las tropas. Sólo se batió bien la compañía de Ingenieros, peleando contra fuerzas diez veces superiores y perdiendo la cuarta parte de su gente.

    El coronel Mola y Martínez, al hablar de esta acción en el Diario de Barcelona (Agosto 1873), se expresa en los siguiente términos:

    "Si; las tropas insubordinadas y los pueblos que más contribuyeron á insubordinarlas fueron víctimas de su comportamiento y de su obra. En la acción de la Torre de Oristá la fuerza de Saboya se desbanda á la primera embestida de los carlistas y se deja quitar un cañón, al cual se abraza tan sólo un artillero para morir en su puesto. No sabemos quién era aquel soldado valiente, pero casi podría asegurarse que no pertenecía al número de los que tanto se distinguieron en las exageraciones a que aquel cuerpo se entregó el 21 de febrero. Y, rara coincidencia, la única fuerza que se bate ordenadamente en la dispersión de la Torre de Oristá es la compañía de Ingenieros, de ese cuerpo distinguido que conservó su decoro y su buen nombre en aquellos días y sobre el cual no hizo mella el mal ejemplo de los batallones de línea y de cazadores. Ingenieros cuando España se haya curado del vértigo que la pierde, cuando la sociedad española sacuda el letargo que la enerva, cuando se reconstituya el ejército sobre la base de la honra militar perdida por los malos ejemplos y la ambición, el país admirará la solidez de vuestro instituto, como el marino, al regreso de un largo y peligroso viaje, saluda la roca conocida que le señala la proximidad del puerto inútilmente azotada por los temporales más rudos".

    Los relevantes méritos del capitán Lorente fueron premiados con el grado de teniente coronel. Asistió a la acción de Alpens, puso en estado de defensa a Vich, y después de varias operaciones tomó parte en el ataque de las posiciones ocupadas por los voluntarios de la República, que se habían sublevado en Barcelona, donde alcanzó la efectividad de aquel empleo.

    Reorganizadas las tropas de Ingenieros, pasó a ser su compañía la quinta de zapadores del segundo batallón del tercer regimiento, y con ella prestó importantes servicios, ya estableciendo comunicaciones telegráficas y reparando los destrozos que la facción causaba, ya batiéndose en Torrella contra los carlistas, ya, por último, contribuyendo a sofocar la sublevación de la brigada Esteban.

    De Cataluña pasó al Norte, Haciéndose cargo de la Comandancia de San Sebastián; fortificó a Guetaria, Jaizquibel y Urcabe, asistiendo a la defensa de la primera población, por cuyos trabajos se le concedió en grado de coronel de ejército.

    Concluida la guerra, y después de ocuparse en diferentes obras de fortificación (San Marcos (1878), Choritoquieta, etc..) y en el levantamiento de los planos de estas posiciones, fue destinado al segundo regimiento como jefe del detall del primer batallón, que entonces se hallaba en Cartagena. Acudió con su batallón a remediar los daños causados por la inundación de Murcia en la noche del 14 al 15 de Octubre de 1879, y recibió las gracias de Real Orden por su proceder en aquellas circunstancias.

    Ascendido a teniente coronel, y tras breve estancia en el segundo regimiento de reserva, volvió al segundo activo, de donde pasó al cuarto militar de S. M., destino que desempeño hasta que fue nombrado para el mando del segundo regimiento de zapadores que ha ejercido hasta su muerte.

    En nombre de Mi Augusto Hijo el Rey Don Alfonso XIII, y como Reina Regente del Reino, Vengo en disponer que el coronel de Ingenieros, Don Pedro Lorente Y' Turón, cese en el cargo de ayudante de órdenes en Mi Cuarto Militar, por haber cumplido el tiempo que está prefijado; quedando satisfecha del celo, inteligencia y lealtad con que lo ha desempeñado. Dado en Palacio á dos de diciembre de mil ochocientos noventa y uno.  MARÍA CRISTINA 

    El ministro de  Guerra,  MARCELO DE AZCÁRRAGA

    Estuvo destinado en Madrid y Barcelona, hasta llegar a la comandancia de ingenieros de San Sebastián en 1875, en plena guerra carlista, siendo autor de parte de las fortificaciones que en este momento se levantan en San Sebastián y sus alrededores, a la vez que se hacía cargo del Detall la Comandancia de Ingenieros de San Sebastián. Terminada la Guerra, en 1877 es nombrado Comandante de ingenieros de San Sebastián, trasladándose en 1878 a Cartagena, pasando después a Madrid, donde será nombrado en 1888 Ayudante de órdenes del Cuarto Militar de la Reina Regente María Cristina hasta 1891, pasando a otros destinos en Madrid. Murió todavía en activo en 1894 a causa de una bronquitis aguda.

    Si los servicios que pudiéramos llamar oficiales pasamos a examinar los que al cuerpo en general, y a muchos de sus individuos en particular, prestó el coronel Lorente, no se sabe qué admirar más, si su generosa hidalguía o su desinterés, rayano en la indiferencia. Tuvo ocasiones de hacer mucho bien y no las desperdició; pudo en otras muchas recabar para sí ventajas en su carrera, quizá adelantos ciertos y positivos, cuando no recompensas poco frecuentes, y dejo pasar las circunstancias propicias, sin que en su corazón se albergara luego el remordimiento de no haberlas aprovechado.

    No hay necesidad de hacer ni apología extensa ni prolijo trabajo necrológico del finado; las breves líneas que preceden, extractadas de su brillante hoja de servicios, dan patente muestra de las virtudes morales y militares que le adornaban.

    El coronel Lorente era todo un caballero y todo un ingeniero, no sólo en el concepto técnico, sino ingeniero de corazón, dispuesto siempre a coadyuvar a cuanto se dirigiese al prestigioso y fomento del cuerpo.

    Los que han sido sus compañeros durante largos años saben que bajo un aspecto frío se encubría un corazón noble y entusiasta y una tenacidad puesta siempre al servicio de todo lo que consideraba justo y conveniente. Ni aun durante la enfermedad que le ha conducido al sepulcro ha dejado de ocupar en el desempeño de su cargo su actividad infatigable, y la violencia del mal que le aquejaba ha sido impotente par quebrantar su entereza.

    Sea la muerte para el que fue nuestro amigo y compañero principio de nueva vida y fuente de una dicha sin fin, donde Dios habrá premiado las virtudes del cristiano y del caballero, en tanto que su familia, a quien enviamos en nombre del Cuerpo de Ingenieros la expresión de nuestro profundo pesar, y los que vestimos el uniforme de los castillos, seguimos el áspero camino de la vida terrenal, guiados por su ejemplo y alentados por la esperanza de lograr de este modo la eterna felicidad.


BIBLIOGRAFÍA

- Memorial de ingenieros del ejercito . Revista mensual cuarta época tomo XI año 1894

- Sáez García, J.A (2018) El fuerte de San Marcos en 150 palabras. San Sebastián

lunes, 29 de marzo de 2021

BREVE HISTORIA DE LA SEMANA SANTA DE LIBRILLA

 

BREVE HISTORIA DE LA SEMANA SANTA EN LIBRILLA

            Se analizará dentro del patrimonio inmaterial, en su capítulo de tradiciones de la localidad, esta costumbre histórica que documentamos a continuación. Los datos más antiguos sobre las procesiones en la localidad se datan en siglo XVI, después de la celebración del Concilio de Trento se incrementan estos actos litúrgicos en la localidad con la adquisición de imágenes procesionales. La adquisición de imágenes procesiones queda registrada en este texto que recoge Navarro y Albadalejo que dice lo siguiente: “En 1593 se tiene constancia de la realización de una talla, policromía, dorado y estofado de una Nazareno para Librilla realizado por Tomás Ruán” (Navarro & Albadalejo, 2006: 248). Una talla de Jesús Nazareno para los desfiles procesionales de la localidad. Asimismo existen documentos que atestiguan la antigüedad de las cofradías en la localidad de Librilla, extraídos de diferentes protocolos notariales del siglo XVIII, en el Archivo General de la Región de Murcia. En diferentes testamentos de vecinos de la Villa de Librilla, los cuales datan de 1735, 1736 y 1739, hacen una descripción clara y concisa de los deseos del testamentario/a sobre que le acompañen las cuatro cofradías de la localidad en su entierro. Las Cofradías eran la de las Ánimas, San Bartolomé, la Soledad, la del Carmen y Nuestro Padre Jesús Nazareno.

            Gaspara de Montalbán, en 1735 mandó, en su testamento, que en su entierro vaya con el hábito de San Francisco de Asís, y le acompañen al entierro las distintas Hermandades existentes en Librilla, entre las que figura textualmente la Hermandad de Nuestro Padre Jesús[1].

            Micahela de Montalbán, en su testamento datado en 1736, indica que deber ser enterrada en la capilla de Nuestro Padre Jesús, la cual indica que era de su propiedad[2].

            Pascual Hernández, en su testamento de 1739, pide que a su entierro lo acompañe una representación de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús, de la cual era hermano[3].

Importante para conocer las cofradías que existían en Librilla, en la segunda mitad del siglo XVIII, es el siguiente documento que se remite desde intendencia en Murcia al ayuntamiento de la localidad.

También en el Informe de las cofradías existentes en Librilla a finales del siglo XVIII (1770) se pone de relieve la existencia de 4 cofradías o hermandades en la población que realizaban actividades procesionarias. A continuación se detalla las posesiones y los gastos que generan cada una de las cofradías, destacando la actividad que tiene cada una y los gastos litúrgicos de sus actos: “hay en esta villa cofradías la del Santísimo Sacramento, Soledad, Jesús y Animas, las cuales están a expensas de las limosnas que dan los fieles por su devoción, y se convierten en el culto de las soberanas imágenes y sufraga a las benditas Animas, Concepción de la cofradía de la Soledad que posee un bancalito de una tahúlla”. Para finalizar el  informe de intendencia de Murcia sobre las actividades y situación de las Cofradías de la localidad, señala: “Esta villa tiene 4 cofradías, o hermandades sin aprobación alguna que son del Sacramento, Soledad, Jesús y Animas, cuyos gastos todos se costean con las limosnas de los vecinos”[4].

Analizando estudios de Mira Ortiz sobre la  Semana Santa y textos literarios de la pasión en la Región de Murcia, se examinará la trayectoria de la Semana Santa en Librilla. Como en otros pueblos murcianos en el siglo XIII conformó su estado de localidad cristiana con gran número de conversiones, como lo atestigua la predicación en 1411 de San Vicente Ferrer en la localidad. En el siglo XVI descendió su censo de población a consecuencia de la expulsión de los moriscos. En el siglo XVIII tras la recuperación de población se inició la andadura procesionista pasionaria de la localidad.

En Librilla existen cinco cofradías de las cuales la más antigua documentada es la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y del Santísimo Cristo de la Columna conocida su actividad desde 1735, la imagen titular de la Hermandad era del siglo XVIII de la escuela barroca andaluza y el Cristo de la Columna cuyo autor era Francisco Salzillo según el siguiente documento recogido por Mira Ortiz: “Se conoce que el 10 de Abril de 1781, el célebre escultor compareció en Murcia ante el notario Fernando Ayllón con tres vecinos de la villa de Librilla que trataron con el artista la adquisición de una imagen del Cristo Atado a la Columna” (Mira Ortiz 2009: 209). Ambas imágenes desaparecieron en la Guerra Civil y fueron repuestas por un Jesús Nazareno obra de José Sánchez Lozano y el Cristo de la Columna procedente del arte sacro de Olot. 

IMAGEN JESÚS NAZARENO AÑOS 30


Otra Hermandad es la de San Juan Evangelista de Librilla se fundó en 1947 por Bienvenido (Juan José López Otálora), el que fuera muchos años hasta su muerte el Hermano Mayor y Camarero de la imagen, apoyado entonces por Juan Gonzálvez Hernández, Cecilio Hernández y Salvador Pagán. Con el visto bueno del párroco D. Antonio Roque Pérez se constituyó la Hermandad, que procesionaba con trono del insigne carpintero librillano José María Lara “El viruta”. A día de hoy es dirigida por Francisco Ramírez y sus imágenes titulares son: “La imagen titular la hizo José Noguera Valverde (1948), es tallada en madera de pino rojo y es de vestir, la Virgen de los Dolores de José Sánchez Lozano es devanadera y de vestir (1948) y la Virgen de la Soledad, del mismo autor (1950), es de  devanadera y de vestir” (Mira Ortiz, 2009: 209-210). 

IMAGEN SAN JUAN AÑOS 50


            La Cofradía del Cristo del Perdón, fue fundada el 7 de Noviembre de 1980 por el actual Presidente Salvador Belchí Provencio, pilar fundamental para la vuelta de las procesiones a Librilla cuando tras un paréntesis sin procesiones en la localidad a causa del intenso tráfico de la población quedó varios años sin desfilar hasta la vuelta a procesionar en 1981. Sus obras principales son:

 

“El Cristo del Perdón (1950) y Santísimo Cristo Yacente (1951), ambas del taller de arte sacro de Olot. Mujer Verónica, y Santísima Virgen de la Amargura (1989), ambas del escultor librillano Blas López Sánchez. Santísima Virgen de la Esperanza, talla de vestir del escultor Jesús Carrillo (1950), también procesionan en este trono cuatro ángeles del escultor Sánchez Lozano (1947). El último en desfilar es San Pedro del escultor murciano Antonio Labaña, talla de vestir (2003)” (Mira Ortiz, 2009: 210).

  

                                                CRISTO DEL PERDÓN AÑOS 70

La cofradía del Santísimo Cristo de la Consolación y Ntra. Sra. De la Penas fue fundada en 1993, por Carlos García Sánchez vecino de Librilla. En el año de 1993 y tras larga reflexión, un grupo de estantes pertenecientes a varias cofradías de Librilla y  Murcia, pidieron permiso al consiliario de Librilla para fundar una nueva cofradía, bajo la devoción al pobre de Asís, la cual les fue concedida por los estatutos del Obispado de Murcia. Sus imágenes son las siguientes, “El “paso” titular es obra del escultor Antonio Labaña, muy salzillano, de devanaderas y enlienzado, con túnica en tono crudo imitando la tela rústica hebrea, más manto rojo. Ntra Sra. De la Penas, imagen de vestir del escultor Jesús Carrillo (1950)” (Mira Ortiz, 2009: 210-11).

Tras el pregón del año 2000 impartido por Antonio Soto y sus referencias al resucitado, un grupo de cofrades de otras cofradías que se proponen crear esta Cofradía del Resucitado, donde los niños tenían la oportunidad de portar y procesionar la imagen del cristo Resucitado de la escuela de Olot.

Además hemos de destacar, dentro de la Semana Santa de Librilla, una pieza textil que se salvó de la destrucción de imágenes de la Guerra Civil, es la túnica del Jesús Nazareno de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, estudiada por Espada Ruiz (2017) donde el autor destaca de la misma lo siguiente:

“El suntuoso tejido de esta túnica se corresponde a un brocatel donde, sobre fondo raso morado, se ha labrado el diseño “Nacimiento”. Fue elaborada y confeccionada íntegramente por Garín y comprada, previo donativo de Doña Beatriz de Borbón y Battenberg, en Casa Arteaga de Madrid, de quién se conserva aún la etiqueta. Esta pieza combina distintas texturas de oro, brescado sobre las flores y centro del lazo y liso en el resto, haciendo resaltar unos detalles sobre otros. Además se decora todo el diseño con una nobleza en color claro que hace resaltar aún más la cantidad de metal que lleva. Es un diseño simétrico, de ramo central con orla alrededor, de finales del XIX donde se aprecian cambios de gusto que tienen que ver más con el siglo XX, la sinuosidad de la naturaleza se pierde para cargar el diseño y hacer vibrar las hojas de la orla y lazo” (Espada Ruiz, 2017: 148-149).

 

Importante será comprender cómo se celebraba la Semana Santa en la segunda mitad del siglo XX, para ver cómo ha evolucionado la tradición hasta las celebraciones de hoy. Para ello es necesario conocer el siguiente artículo publicado en el diario El Línea en 1956: “La Semana Santa de Librilla, constituye un auténtico acontecimiento de fervor popular que se manifiesta por la verdadera devoción que siente todo el pueblo por sus imágenes como especial motivo de tradicional misticismo y emoción”(López Otálora, 1956: 15).

 

VIERNES SANTO MAÑANA ( ARCHIVO A. PARDO)

BIBLIOGRAFIA

-       Espada Ruiz, S. y León Muñoz, A. (2017). “Arte textil al servicio de Nuestro Padre Jesús Nazareno en la Diócesis de Cartagena”. En Compendio de estudios históricos-artísticos sobre Semana Santa: ritos, devociones y tradiciones. Córdoba, Asociación Hurtado Izquierdo, pp.129-153.

-       López Otálora, J.M. (25 de marzo 1956). “La semana santa de Librilla, modelo de misticismo y fervor”. Diario La línea.

-       Mira Ortiz, I. (2009). Semana Santa y textos literarios de la pasión en la región de Murcia. (Tesis Doctoral) Universidad de Murcia.

 



[1] Archivo General de la Región de Murcia. (A.G.R.M)  Protocolo Notarial (NOT 12158/1).

[2] Ibidem (NOT 12158/2).

[3] Ibidem (NOT 12159).

[4] Archivo Histórico Nacional (AHN) Cofradías de Murcia (Consejos, 7094, exp. 15, n.3).