LA ROMERÍA DE SAN
ANTONIO EN LA FINCA COMARZA
El día de S. Antonio en Comarza. Las
provincias de Levante Murcia 16 de Junio de 1897.
La productivas
laderas de las sierra de Carrascoy, cerca de cuyo pié corre el tranquilo
Guadalentín, por la parte que conduce á la extensa y preciosa posesión del
Excmo. Sr. D. Antonio Díaz Cañabate, denominada “Comarza”, presentaban, desde
las primeras horas de la mañana del día 13, un aspecto animadísimo. Por puntos
diferentes de los extensos campos de Alhama y Librilla veíanse llegar multitud
de personas de todas las clases sociales, á tomar el mismo sendero y con el
mismo objeto, alterando con la algazara y bullicio, propios de estos casos, la
sosegada y silenciosa vida de la sierra.
Todos
caminaban en armonioso conjunto, sin distinción de clases ni gerarquias, por el
camino que á Comarza guía, alegres y ansiosos de llegar para saludar y
felicitar en sus días, al bondadoso dueño de la hacienda y á su no menos
cariñoso hijo D. Antonio.
El
constante protector de cuantos á él acuden, Excmo. Sr. D. Antonio Díaz
Cañabate, sus hijos, la encantadora y simpática Srta. Dª. Isabel, don Joaquín,
diputado á cortes por el distrito de Purchena; D. José y D. Antonio Díaz
Cañabate; hermanos D. Juan y D. José; hermana política amabilísima y virtuosa
Excma. Sra. D.ª Josefa Cañabate de Ruiz Cañabate; sobrinas, las bellísimas
señoritas Dª Carmen, Dª Dolores, Dª. Isabel y Sra. Dª. Adela Ruiz de Carlos
Alix, y sobrinos don Emilio y D. Joaquín, cumplimentaban con el cariño y
amabilidad que tanto les distingue, á cuantos iban llegando, obsequiándoles con
dulces, licores y cigarros.
A
las nueve y media de la mañana la concurrencia en masa, acompañada de los
dueños de la casa, se dirigió a la ermita, que estos cristianos señores han
levantado en su propia hacienda, para que los honrados habitantes de la sierra
tengan en donde poder cumplir cómodamente con el precepto primero de nuestra
Santa Madre Iglesia, en donde se oyó una misa solemnísima, que cantó el
ilustrado y venerable párroco de Cantoria D. Leonardo López Mira, acompañado de
los Sres. D. Pedro Pallarés Méndez, teniente de la parroquia de librilla y D.
Salvador Gil Lorente, de la misma villa, aventajado estudiante de Teología en
el Sacro-monte de Granada, cuya misa fue oficiada por una improvisada orquesta,
que los músicos y estudiantes de la repetida villa formaron con este objeto.
Antes del Credo, el mismo don Leonardo subió al púlpito é hizo el panegírico de
San Antonio de Padua.
Todo
cuanto yo pudiera decir en honor de la elocuentísima platica pronunciada por el
Sr. López, resultaría pálido ante la realidad. Mi pluma no sirve para elogiar,
cuál se merecen, la sencillez, claridad y la galanura de su expresión, la
precisión de los datos históricos en el curso de su sagrada oración, y las
excelentes dotes oratorias que puso de manifiesto. Baste decir que el
heterogéneo público que le escuchaba quedó altamente satisfecho, lamentando no
hubiera sido mas extenso, á pesar del sofocante calor qu se esencia. Si D.
Leonardo López no tuviera ya conquistados la aureola y renombre de gran orador,
el discurso pronunciado en la reducida, aunque monísima ermita de “Comarza”, le
bastaría para obatenerlo.
Terminado
el Santo sacrificio de la Misa, se tornó á la casa, en donde el distinguido y
festivo joven de Sotana D. Francisco Cayuela, hizo pasar á todos un rato
divertido con sus chistosos dichos y limpios juegos de manos.
Se
pasó después al comedor y aquí, como
siempre, los Sres. Cañabate demostraron una vez mas su afabilidad con todo el
mundo, su liberalidad y trato sencillo; sobre todo las señoras y señoritas
antes mencionadas que, obsequiosas y galantes en extremo, se multiplicaban y
atendían á todas partes, fraternizando en sus conversiones con las distintas
clases de personas que en su casa albergaban.
La
comida fue suculenta, bien condimentada y abundante; los dulces, licores y
habanos muchos y el café riquísimo.
Cuando
se acabó de comer, la orquesta que había oficiado la misa entretuvo
agradablemente el tiempo tocando algunas piececitas. D. Valentín Martínez, de
la inspección de Ferrocarriles, tocó y cantó en la guitarra noas manchegas, que
bailaron las campesinas y últimamente estas ultimas también, bailaron y tocaron
las clásicas malagueñas de esta tierra, que agradaron no poco, hasta las cinco
de la tarde que llegó la banda municipal de Librilla, con su laborioso é
inteligente Director D. Vicente Espada (padre), que tocó por espacio de dos
horas, siendo aplaudida en todos los números que ejecutó.
También
los músicos, fueron obsequiados con dulces, licores y cigarros; y ya cerca de
las ocho, al compás de la marcha de “Cádiz”, volviese de nuevo á la Ermita,
cuyas puertas se abrieron a los acordes de la marcha real, de infinidad de
cohetes lanzados al aire y de atronadores vivas al Santo y al Excmo. Sr. D.
Antonio, que eran contestados con entusiasmo por la muchedumbre.
La
pequeña capilla ofrecía un golpe de vista sorprendente y fantástica; engalanada
con exquisito gusto, adornada con muchas flores y profusamente iluminada; más
parecía una casa ideal que la modesta capilla de un cuerpo.
A
las ocho y media de la noche la sierra de Carrascoy volvía a su vida normal y
la luna alumbraba el regreso a sus hogares de los que por la mañana habían
asistido a la fiesta onomástica del Excmo. Sr. D. Antonio Díaz Cañabate y de su
señor hijo D. Antonio, volviendo todos satisfechísimos del día que habían
pasado en “Comarza”, enumerando cada cual los beneficios que durante su vida ha
recibido y constantemente recibe de tan respetable señor, y elogiando las muchas
virtudes que adornan a tan distinguida familia.
Así
terminó el día de San Antonio en Comarza.
Entre
las muchísimas personas asistieron, vimos al rico minero de La Unión, D. José
Ruiz, su esposa doña Maria Martínez y a la lindisima hija de estos Srta. Dª
Trinidad; al joven e ilustrado abogado D. José Porras de Cartagena, a D.
Bartolomé Martínez, a D. Francisco Gil Guillamon, secretario del Ayuntamiento
de Librilla, su simpática y agraciada hija Juana, y otros cuyos nombres no
sabemos de unos y de otros seria prodigo enumerar.
Le
anticipa las gracias más expresivas por la inserción de estas líneas en su
popular periódico, y queda a sus órdenes.
El Corresponsal
15 Junio de 1897
Una vez más, se recogen de las fuentes documentales, la información necesaria para ir componiendo la historia desconocida de Librilla. Gracias a las aportaciones que se hacen de personas como don Fernando José Barquero.
ResponderEliminarEsperamos que también llegue el día que se publique algún trabajo dedicado a este tema sobre Librilla. Pero hasta entonces, diremos sobre este articulo que en la lectura de él, se da a entender que es esta familia la que construye esta ermita, pero en realidad ya en el siglo XVII rezaba la existencia de ella y aunque se celebrase S. Antonio, la ermita estaba dedicada a Nª Sª de Cortes.
Esta romería tan antigua como atestiguas se celebraba hasta hace poco y mucha gente del pueblo aun la recuerda por eso es interesante
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